lunes, 3 de septiembre de 2012

HISTORIAS DEL AGUA


El agua, sustancia básica  y propicia para el desarrollo y mantenimiento de la vida, encierra todavía algunos enigmas por desvelar.

En su estructura interna las moléculas de agua, conocidas por la popular fórmula H2O, se agrupan en estructuras macromoleculares, mediante enlaces de puente de hidrógeno,  formando auténticos cuerpos o conglomerados, cuya forma y resistencia viene determinada por la información o vibración a la que está - o ha sido - sometida cada grupo de moléculas. Es decir, la forma contiene la información o la historia  del agua,  o mejor dicho, de cada pequeña porción de agua.

Por otro lado parece que la información puede transmitirse por resonancia de unos cuerpos a otros, de manera que cada vibración (producida por luz, sonido, sustancia, movimiento, campo magnético…) produce o puede producir cambios en las estructuras o cuerpos, en función de su resistencia o estabilidad, modificando sus formas. Esto implica que el agua es claramente “sensible” a los fenómenos descritos (vibraciones).

En estado natural o puro (sin contaminantes) las formas de las estructuras macromoleculares  muestran una tendencia a formar estados ordenados tal y como ha sugerido Masaru Emoto, quién también ha relacionado dichos estados ordenados con emociones o sentimientos que podríamos llamar puros, armónicos o amigables.

Por tanto a través de la transparencia del agua y por su reflejo podemos deducir que la conciencia y su evolución, o conceptos como el amor, se relacionan físicamente con ciertos estados ordenados o formas presentes en los cuerpos del agua,  que podríamos llamar arquetípicas o primigenias y que además le confieren ciertas propiedades en relación con los efectos que producen en organismos vivos.

Esto podría explicar entre otras cosas (o por lo menos estar íntimamente relacionado con), los efectos placebo, las terapias basadas en proyecciones mentales o pensamientos positivos, los beneficios del yoga, la relajación o simplemente el buen rollo, ya que, no lo olvidemos, estamos hechos mayoritariamente de agua.

Si una determinada ordenación de la macroestructura cristalina del agua es capaz de eliminar mayor número de toxinas al pasar por nuestro cuerpo, y si a la vez,  nuestros pensamientos, emociones o actitudes pueden modificar dichos estados de ordenación en un agua externa, sucederá obviamente, como mínimo, lo mismo en nuestro “fuero” interno.

Profundizando un poquito, estas hipótesis o realidades abren además un interesante debate, ya que podemos plantearnos si el pensamiento o conciencia ocurre sobre la base de la fenomenología física o si es más bien al contrario, y resulta que es la realidad física o fenomenológica la que “aparece” soportada por una base mental o de conciencia.

Al final deberemos aceptar que las cosas son como son y procurar salir de las dualidades limitantes, para no enredarnos tanto y “encontrarnos” en el mágico sendero de la luz  que nos conduce, sin duda,  a la verdad.
2007


No hay comentarios:

Publicar un comentario