domingo, 2 de septiembre de 2012

LUZ Y SOMBRA


Y ocurrió que, la Luz, al concentrarse y hacerse densa, creó la materia física, el Ser. Al estar hecho de luz concentrada, el Ser sentía un gran poder en su interior, ya que parecía más fuerte que su exterior, de densidad más débil. Pero a la vez, había tanta cantidad de luz fuera y tanto espacio ocupaba aquella luz, que el Ser se sentía pequeñito y raro. Y así, nació la polaridad del hombre. Por un lado quería sentir toda la concentración de luz en su interior, de manera que aspiraba luz hacia dentro, intentando absorberla toda y sentirla en su totalidad. Por otro lado, y al ver que no cabía toda, deseaba desconcentrar su luz y disolverse y unirse con la totalidad de la luz exterior, de manera que exhalaba hacia fuera toda la cantidad de luz posible, intentando vaciarse. Pero tampoco podía. Así pues, empezó a respirar el Ser.

Conforme iba creciendo, el Ser acumulaba luz gradualmente, de forma que cada vez brillaba más, hasta que le fue imposible ver la luz del exterior como antes, y para poder verla, tenía que ser a través de  un Ser o Astro más luminoso que él, como el Sol o las estrellas. De esta manera siempre había una parte del Ser al que no le llegaba luz desde el exterior, y apareció la sombra. La naturaleza de dicha sombra es incierta, ya que aparece en la zona del Ser donde no llega luz  externa, pero a la vez, es la única zona donde el Ser refleja su propia luz y puede observarla. Ocurre que, el Ser, cegado e impresionado por los Seres o Astros más luminosos, solo ve oscuridad en la Sombra, de manera que siente que no puede ver lo que hay dentro, descubre el miedo, al perder la perspectiva interior y olvidar su esencia de pura luz.  Es entonces que, debido al miedo -que da mucho miedo - el Ser decide no mirar más a la Sombra porque le agobia ver que no le llega la luz de fuera y se siente mal, incompleto, roto, poco digno o falto de luz. Y así es como la zona de Sombra del Ser alberga una gran tristeza y soledad, al no ser observada nunca por el propio Ser. Se convierte en Inconsciencia porque la Conciencia deja de pasar por allí. La Conciencia, por su naturaleza y siendo como es, consciente, cree que no puede permitirse y no se perdonaría haber dejado una sola milésima del Ser sin ella. A su vez, la Sombra se sume en la pesadumbre, soledad y triste olvido de sí  de la inconsciencia, creyendo morir.
  
Puede ocurrir que el sentimiento de culpa de la Conciencia y el rencor acumulado por la Sombra desemboquen en una guerra interior del Ser que lo lleve hacia la auto-destrucción. Pero, ello es solo la ilusión de la separación. Parece que dado que la esencia del Ser es única, el milagro de la vida se opera a través del Amor-llave, transformando el rencor de la Sombra en esperanza y la culpa de la conciencia en sonrisa, apareciendo lo que llamamos iluminación, que no es sino el  reconocimiento de nuestra propia luz. 

1998 

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