Y ocurrió que, la Luz, al concentrarse y hacerse densa, creó la materia
física, el Ser. Al estar hecho de luz concentrada, el Ser sentía un gran poder
en su interior, ya que parecía más fuerte que su exterior, de densidad más
débil. Pero a la vez, había tanta cantidad de luz fuera y tanto espacio ocupaba
aquella luz, que el Ser se sentía pequeñito y raro. Y así, nació la polaridad
del hombre. Por un lado quería sentir toda la concentración de luz en su
interior, de manera que aspiraba luz hacia dentro, intentando absorberla toda y
sentirla en su totalidad. Por otro lado, y al ver que no cabía toda, deseaba
desconcentrar su luz y disolverse y unirse con la totalidad de la luz exterior,
de manera que exhalaba hacia fuera toda la cantidad de luz posible, intentando
vaciarse. Pero tampoco podía. Así pues, empezó a respirar el Ser.
Conforme iba creciendo, el
Ser acumulaba luz gradualmente, de forma que cada vez brillaba más, hasta que
le fue imposible ver la luz del exterior como antes, y para poder verla, tenía
que ser a través de un Ser o Astro más
luminoso que él, como el Sol o las estrellas. De esta manera siempre había una
parte del Ser al que no le llegaba luz desde el exterior, y apareció la sombra.
La naturaleza de dicha sombra es incierta, ya que aparece en la zona del Ser
donde no llega luz externa, pero a la
vez, es la única zona donde el Ser refleja su propia luz y puede observarla.
Ocurre que, el Ser, cegado e impresionado por los Seres o Astros más luminosos,
solo ve oscuridad en la Sombra, de manera que siente que no puede ver lo que
hay dentro, descubre el miedo, al perder la perspectiva interior y olvidar su
esencia de pura luz. Es entonces que,
debido al miedo -que da mucho miedo - el Ser decide no mirar más a la Sombra
porque le agobia ver que no le llega la luz de fuera y se siente mal,
incompleto, roto, poco digno o falto de luz. Y así es como la zona de Sombra
del Ser alberga una gran tristeza y soledad, al no ser observada nunca por el
propio Ser. Se convierte en Inconsciencia porque la Conciencia deja de pasar
por allí. La Conciencia, por su naturaleza y siendo como es, consciente, cree
que no puede permitirse y no se perdonaría haber dejado una sola milésima del
Ser sin ella. A su vez, la Sombra se sume en la pesadumbre, soledad y triste
olvido de sí de la inconsciencia,
creyendo morir.
Puede ocurrir que el sentimiento de culpa
de la Conciencia y el rencor acumulado por la Sombra desemboquen en una guerra
interior del Ser que lo lleve hacia la auto-destrucción. Pero, ello es solo la
ilusión de la separación. Parece que dado que la esencia del Ser es única, el
milagro de la vida se opera a través del Amor-llave, transformando el rencor de
la Sombra en esperanza y la culpa de la conciencia en sonrisa, apareciendo lo
que llamamos iluminación, que no es sino el
reconocimiento de nuestra propia luz.
1998
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